Me encuentro en mi terraza, en medio de la naturaleza, y observo y escucho como ella misma pauta el ritmo de la vida; cuando de día todo es algarabía, de noche ella misma va bajando su intensidad y solo algunos seres vivos andan a sus anchas.
Debemos de pensar que la naturaleza tiene mucho que enseñarnos, y que así como nuestras propias plantas son agradecidas para con nosotros, así debemos ser agradecidos con Dios, pues Él nos dio este libro de instrucciones que es la naturaleza, donde podemos aprender a respetarla y amarla.
Si dios nos dio este jardín maravilloso para disfrutarlo, aprovechemos y enseñemos a otros a amar todo aquello que Dios nos da, aunque pienses que es poco o pequeño, piensa que todo tienen un gran significado.
Si el simple aleteo de una mariposa repercute en el otro lado del mundo, cuanto no más todo aquello que ha creado Dios para nosotros.
